jueves, 5 de febrero de 2009


Dos cuerpo;el suyo invernal,magullado,marcas de su enemigo el tiempo en su costado,los años habían pasado pero puede que en vano,pues seguía amando como aquella primera vez, a su primavera verde,bisoña,púbica&púdica, a su nácar sonrojado por la rudeza de sus manos.


Y Nicoletta,inexperta se entregaba al tiempo, a unas yemas que la amaban ,más le robaban décadas.Sabía que no era dueña de ella misma , que andaba fuera de sí; veía sus cuerpos en la perisferia de quién es alma, Y mientras se amaban a lo rosado de la mañana, ella,enajenada, se dejaba deleitar por la experiencia inherida de éste.


Caricias condenadas, miradas vetadas, jadeos reprimidos, un juego castigado por los ojos ajenos, mas no lascivo.


Y así quedaron las dos estaciones inexperiencia y sabiduría , “malabareando” las horas,ignorando los años, esquivando la impasividad e inclemencia de lo exquisito de lo que es fugaz&efímero...


Mientras sobrevivían arropados bajo el gélido mantón de su implacable enemigo ,el tiempo.

1 comentario:

Dara dijo...

Al que, pese a todo, derrotarían.



¡Miauu!